"Las batallas contra las mujeres son las únicas que se
ganan huyendo"
Napoleón Bonaparte
En el juego del ajedrez, una jugada muy famosa coloca a la Dama o Reina en la posición exacta para que, si es capturada, el oponente quede en situación de jaque mate, a través de las otras piezas que la rodean. Se la conoce vulgarmente como “Estafa Marshall” porque la dama es usada como cebo a sacrificar con el fin de ganar la partida:
Su creador, Frank James Marshall, empleó muy bien la ductilidad de la Dama en el tablero, para crear una situación táctica que llevara a su adversario al objetivo de la estrategia final deseada: el jaque mate.
En la vida, he visto muchísimas veces realizar la “Estafa Marshall” y no precisamente en el ajedrez. Es que la naturaleza femenina versátil, emotiva y dispuesta, es empleada muy bien por algunos hombres para ganar sus partidas, sacrificando a su Dama o utilizándola como carnada o camuflaje para lograr sus objetivos personales.
Mata Hari (ó Margaretha Geertruida Zelle) fue una famosa bailarina y actriz, condenada a muerte por espionaje y ejecutada durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Los alemanes, al decidir que este personaje les resultaba molesto, prepararon la muerte a manos del propio enemigo, tendiendo la trampa al contra espionaje francés para que asociaran a Mata Hari como un agente alemán. Enviaron un mensaje comprometedor y cifrado con una clave que los franceses pudieran descifrar, provocando que las autoridades de París creyeran sin reparos en la veracidad de toda la información interceptada, por pensar que los alemanes la habían enviado confiados, cuando en realidad, el envío lo habían realizado intencionalmente, a través de un radio-telegrama, que comunicaba que un agente alemán, el H21, iría a París y extraería cierta cantidad de dinero de un banco, haciendo coincidir la fecha de la operación con la vuelta de Mata Hari a esa ciudad. El mensaje fue captado en la capital francesa por la antena de radio dispuesta en la Torre Eiffel y sirvió como principal prueba de la culpabilidad de la bailarina. Alemania realizó su “Estafa Marshall” confundiendo a los franceses, quienes condenaron y ejecutaron a Mata Hari, utilizándola simultáneamente como chivo expiatorio ante la opinión pública, por los fracasos de Francia en el frente de guerra.
María Estela Martínez de Perón, conocida popularmente como Isabelita o Isabel Perón, fue presidente de la Nación Argentina. El 23 de septiembre de 1973, venció la fórmula Perón-Perón con el 62% de los votos. Perón, enfermo desde hacía tiempo, falleció el 1 de julio de 1974, e Isabel asumió la presidencia ese mismo día. Desde que integró la fórmula como vicepresidente, es utilizada por Juan Domingo Perón para evitar la postulación con otros dirigentes del peronismo u otros partidos políticos. Y ya en la presidencia, continuó siendo utilizada como la cara visible del poder real de López Rega. Nunca ejerció su rol desde su individualidad, que en realidad era ajena al interés de ser primera mandataria, siendo empleada como disfraz de todo un trasfondo político de suma violencia interna que aquejaba al país en ese entonces, simulando representar una izquierda peronista, cuando tras ella se afianzaron políticas y personajes de extrema derecha que tomaron el poder ganando la partida, y desembocando en el posterior golpe de estado que daría lugar a una de las etapas más oscuras de la Argentina.
¿En cuántas oportunidades has conocido hombres que se amparan u ocultan a través de sus mujeres?
Seguramente conociste un jefe que excusa sus compromisos a través de su secretaria. O viste estrategias de marketing donde el principal foco de atracción son promotoras o mujeres bellas que hacen gala de sus virtudes físicas como parte de la mercancía a comercializar. Mujeres que sostienen económicamente un hogar para que el hombre pueda continuar su carrera profesional o realice lo que le gusta…
No es casual que la Dama sea la protagonista de la “Estafa Marshall”, por su alto valor relativo y su movilidad dentro del tablero. Su sacrificio determina normalmente el resultado de la partida.
La Dama es entonces una pieza muy valiosa, al igual que lo es la mujer libre. Protagonista de sus propios juegos. Que no necesita ser la carnada en los juegos de otros, menos aún, si éstos están dispuestos a perderlas tan sólo con poder ganar.
A la jugada Marshall se la conoce como “estafa” porque es un engaño. Pero en la vida, el engaño no es sólo para el adversario, sino también para la mujer, sin cuya participación, la jugada no podría realizarse.
Seamos "Damas" que siguen sus propias tácticas, juegan sus propios juegos y persiguen sus propios objetivos, compartiéndolos con el Rey y no sólo protegiéndolo. Es mil veces mejor contar con un compañero, que con un soberano al que sólo poder venerar.
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