“Existe la opinión de que África es una especie de esponja que sólo puede subsistir gracias a la ayuda alimenticia masiva y directa del exterior. Pero, de hecho, es una fuente rica y perenne de productos que consumen diariamente los países desarrollados: carne, legumbres, té, café, cacao, azúcar e incluso flores naturales para adornar las mesas de las comidas”.
Albert L. Huebner
Los más bellos paisajes del mundo, la fauna y la flora más diversa y exótica, junto con el mayor nivel de pobreza, describen a África como el continente más paradójico de nuestro planeta: con más de 300 millones de africanos que viven con menos de 1 dólar al día, 30 millones de niños menores de 5 años en estado de desnutrición y el 43% de la población carente de agua potable.
¿Qué factores conducen a un continente tan rico en constituirse como el emblema de la pobreza mundial?
Epidemias
Cuenta con los índices más altos de contagio de SIDA (70 % del total mundial) y el 90% de las muertes debidas al paludismo. Más de 2 millones de niños mueren cada año antes de llegar a la edad de 1 año. El promedio de esperanza de vida es de 46 años de edad. El alerta de convertirse el Ebola en una pandemia, mantuvo al mundo atento hacia finales del año pasado.
Los niños son la parte de la población más vulnerable a las enfermedades, como el sarampión, la diarrea, la malaria o la neumonía.
Carencia de agua
La escasez de agua se agrava con las frecuentes sequías y la falta de una correcta administración del agua, a pesar de estar bañada por grandes y caudalosos ríos: Congo, Limpopo, Níger, Nilo, Orange, Senegal, Volta, Zambeze, entre otros.
La falta de medios de subsistencia y de agua potable ha provocado la declaración de emergencia humanitaria por hambruna, a Somalia. Para que en un país se establezca la hambruna, las Naciones Unidas necesitan unas estadísticas que demuestren que 2 adultos o 4 niños de cada 10.000 habitantes mueren cada día, y que 1/3 de los niños padecen desnutrición severa.
Colonización
Los colonizadores de África han sido los hombres blancos europeos, siendo los africanos explotados, esclavizados y exterminados durante siglos, imposibilitando el desarrollo y la expansión africana.
Expoliación de recursos naturales
El saqueo mundial realizado con los recursos naturales africanos ha sido verdaderamente espeluznante.
África cuenta con el 97% de las reservas mundiales de cobre; el 80% de las de coltán (mineral que se utiliza en microelectrónica, telecomunicaciones y en la industria aeroespacial); el 60% de las de diamantes; el 57% de las de oro; el 50% de las de cobalto; el 49% de las de platino; el 41% de las de vanadio (se usa mezclado con el acero para aumentar la resistencia de este para fabricar muelles o resortes, piezas de motores y en mecanismos de transmisión; se utiliza también como revelador fotográfico y en la fabricación de vidrios transparentes); el 32% de las de manganeso; el 23% de las de uranio y fosfatos; el 20% de las de hierro y cobre; y el 14% de las reservas mundiales de petróleo.
Los países del Magreb y muchos Estados del África negra cuentan con importantes yacimientos de petróleo y gas natural. Además, en gran parte de África un panel de energía fotovoltaica produce el doble de electricidad que en Europa central, según el estudio de las posibilidades de desarrollo de las energías renovables en ese continente que ha elaborado el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea.
Cuenta con tierras fértiles, bosques y grandes bancos de pesca. Los bosques del África subsahariana cubren 582 millones de hectáreas y son ricos en biodiversidad. Los bosques húmedos africanos representan el 45% de la biodiversidad mundial, eliminan 630 kilos de carbono por hectáreas y año y contienen unas 12.000 especies de plantas, de las que entre 6.400 y 7.500 son endémicas. Sin embargo, la deforestación y el uso agrícola abusivo se ha calculado en unos 42.000 millones de dólares anuales, siendo África el continente más afectado. En Costa de Marfil sólo sobrevive el 20% del bosque, Ghana y Madagascar han perdido el 90%; en Malaui desaparecen 80.000 hectáreas al año, en la cuenta del río Congo la deforestación alcanza el 0,7% cada año.
Mozambique ha denunciado que perdió 70 millones de dólares en 2012 debido a la pesca ilegal de atún y camarones que practican los buques extranjeros en sus costas. Compañías pesqueras controladas principalmente por armadores gallegos capturan 7 de cada 10 merluzas que se pescan en Namibia.
Es decir, los recursos africanos están sub-explotados o entregados en concesión a empresas extranjeras.
Acaparamiento de tierras por los extranjeros
África cuenta con vastas extensiones de tierras sin cultivar, listas para producir alimentos. Los países desarrollados, preocupados por su demanda interna de alimentos, realizan la compra de aquellas tierras despobladas, comprando millones de hectáreas a lo largo y ancho del continente, a la par que 217 millones de personas padecen hambre crónica; no tienen acceso a sus propios alimentos; que ellos generan, mientras se consumen en otros continentes.
Guerras internas
Propiciadas por los europeos a fin de crear una dependencia de armas y recursos bélicos, junto con la disputa subyacente de los recursos naturales.
En Sierra Leona, Liberia y República Democrática del Congo, los recursos naturales han sido un factor decisivo en el desencadenamiento y la prolongación de los conflictos. En Liberia (13 millones de habitantes, 14 años de guerra, más de 250.000 muertos) y en República Dominicana del Congo (58 millones de habitantes, dos guerras sucesivas desde 1996 y, desde 1998, alrededor de tres millones y medio de personas muertas a consecuencia del conflicto).
En las calles de las ciudades más importantes de Somalia, es frecuente ver a hombres a bordo de coches todoterrenos, fuertemente armados. Los “rebeldes” controlan varias zonas de este país y las fronteras con los países limítrofes.
Analfabetismo
Más de 140 millones de africanos son todavía analfabetos, lo que los torna vulnerables a la manipulación y el sometimiento.
Rápido crecimiento demográfico
Se dificulta la posibilidad de salir del subdesarrollo con un crecimiento tan rápido de la población como el que se da en África: de 450.000.000 en 1960 a casi el doble en la actualidad, y ello a pesar del alto índice de mortandad. Además en relación a su vasta extensión, aún sigue siendo un continente subpoblado.
Como un flagelo interminable y constante, el hambre y la pobreza azotan a gran parte de África, arrasando con la esperanza y afianzándose en ritos mágicos que colocan la salvación en alguna deidad afuera de ellos mismos, en lugar de hacerlo en su propia superación.
Y cuando domina la desesperanza, todo se vuelve oscuro, y cada africano cada vez se conforma con menos. Y al conformarse con menos, tiene menos.
Entre la queja constante del desarrollo y el conformismo del subdesarrollo más acentuado, se debaten los dos extremos que enmascaran la oscuridad humana, como un patíbulo hacia el inframundo más cruel.
Quizá la bienaventuranza esté en los medios, en la ilustración que conlleve a la superación humana, que torne a los africanos en los protagonistas de su destino, sin invasores extranjeros ni traidores nacionales que entreguen su continente al mejor postor. En hacedores reales de sus decisiones. En administradores y principales beneficiarios de sus magníficos recursos.
La pobreza y su resultante, la enfermedad, dificultan enormemente esa libre elección. Y lo urgente, aplasta lo importante para poder atravesar la transformación.
Ruego por un África en paz y dueña de sus propios recursos naturales. Por un África sin hambre. Por un África realmente libre.