martes, 17 de septiembre de 2013

Los nuevos alquimistas


En la antigüedad, la alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio Romano, en el Imperio Islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2.500 años.

La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética greco egipcia y legendario alquimista, influyendo en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII, y evolucionando en el transcurso de los comienzos de la época moderna hacia la actual química.

Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia en historias, películas, espectáculos y juegos como el proceso usado para transformar plomo (u otros elementos) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que se era capaz de lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna.

En el plano espiritual, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales, mediante un proceso de purificación mediante la oración y el ayuno.

A partir de la Edad Media, algunos alquimistas empezaron a ver cada vez más estos aspectos metafísicos como los auténticos cimientos de la alquimia y a las sustancias químicas, estados físicos y procesos materiales, como meras metáforas de entidades, estados y transformaciones espirituales.

De esta forma, tanto la transmutación de metales corrientes en oro como la panacea universal simbolizaban la evolución desde un estado imperfecto, enfermo, corruptible y efímero hacia un estado perfecto, sano, incorruptible y eterno; y la piedra filosofal representaba entonces alguna clave mística que haría esta evolución posible.

Aplicadas al propio alquimista, esta meta gemela simbolizaba su evolución desde la ignorancia hasta la iluminación y la piedra representaba alguna verdad o poder espiritual oculto que llevaría hasta esa meta. En los textos escritos según este punto de vista, los crípticos símbolos alquímicos, diagramas e imaginería textual de las obras alquímicas tardías contienen típicamente múltiples capas de significados, alegorías y referencias a otras obras igualmente crípticas; y deben ser laboriosamente «decodificadas» para poder descubrir su auténtico significado.

En la actualidad, existen muchos seres que transmutan experiencias humanas dolorosas y difíciles en estados de evolución espiritual. Desarrollando la alquimia más difícil: la propia transformación.-

Dentro de estas experiencias humanas, encontramos aquellas que nos evidencian nuestra pequeñez en el Universo (son típicas de la pregunta por qué a mí? Y no, por qué no a mí?), y que a su vez, nos muestran lo ilimitado de nuestro poder sobre nosotros mismos. A modo de ejemplo, y de homenaje, veremos algunas oportunidades  enriquecedoras de alta alquimia humana:

I-  La enfermedad

Mariana Emilse Benítez es una joven que hace años había sido noticia por padecer una seria enfermedad.  Pudo operarse en Buenos Aires, por medio de la colaboración económica que obtuvo de la comunidad de Goya cuando tenía solo 4 años.  Pero a pesar de las adversidades esta Mariana Benítez se recuperó y, notablemente, hace pocos días se recibió de médica.

Benítez hizo declaraciones en el programa “Panorama Local” que se emite por Canal 2 de Goya Visión. Contó cómo fue que superó todos sus problemas de salud, y cómo ahora, totalmente recuperada empezará a ejercer la medicina, a favor de la gente.


Recordó que cuando tenía 4 años fue noticia por una serie de problemas graves de salud. Pero que la solidaridad de la gente de Goya le permitió a su familia, hacer que Mariana fuera operada en Buenos Aires, superando la escápula elevada o deformidad de Sprengel que es una enfermedad congénita rara. 

Los médicos le continuaron haciendo controles hasta los 13 años. En aquel entonces, le habían dicho que si no le operaban “no llegaba a los 16 años porque el síndrome de Sprengel era una operación de alto riesgo”.
“Evolucioné muy bien, seguí con tratamiento y kinesiología. Pero a los 16 años, en julio del 2002 tuve nuevas dificultades.” Esta vez, le habían detectado hidrocefalia, congénita, a raíz de la misma operación de columna.
“Me operaron. Nuevamente pidieron ayuda, para que pudiera ir a tratarme”, recordó. Pero igual logró terminar el colegio, y casi lo cursa libre.
Comienza a estudiar Medicina en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Lo hizo con la ayuda de quien describe como “una madrina del corazón”. Esa madrina le ayudó económicamente.  “Me recibí, y rendí  el 21 de diciembre la última materia. Y me recibí de médica”, anunció muy alegre la doctora Mariana Benítez.
“Ahora devolveré con la profesión un poco de todo lo que me dieron. Todo ese cariño. Hoy en día hay gente que me dice que me conocen. Siempre se acuerdan de mi caso, y sin ellos yo no estaría aquí”, remarcó la flamante médica.
Adelantó que en lo inmediato tiene previsto hacer residencia e internado en el Hospital Fernández.  La profesional contó que en ese hospital porteño le habían atendido, y la siguen controlando. Es que años atrás le habían descubierto un tumor. Estiman que fue una consecuencia de la operación de hidrocefalia.
Relató la médica: “En octubre del año pasado desapareció el tumor, luego de dos años de lucha, salí adelante con el cariño de mi familia, y la de Buenos Aires, con la familia de mi novio.  Con ellos, salí adelante, con el cariño de gente amiga”.
“Con la ayuda de Dios todo es posible, pasamos mucha cosas feas, pero nunca perdí la fe. Cuando me descubrieron el tumor, siempre me reproché haber sido el problema para mi familia. Después, de grande, aprendí que no era mi culpa, que nunca fue culpa mía”,  comentó.
“Por algo me dejó Dios y no me cansaré de agradecer”, dijo.
Dice que tiene la residencia en el Hospital Fernandez. Pero señala: “me gustaría volver, faltan cosas en Goya, el hospital está deteriorado, faltarían algunos especialistas,  si tengo la posibilidad de volver lo haré”.

II - La discapacidad

               

III- La guerra


Sin duda, recuerdan la famosa fotografía de una niña corriendo despavorida por una carretera, desnuda y abrasada por el napalm. Fue la imagen de la guerra de Vietnam. Y la que mejor ha reflejado el impacto de los conflictos que produce la guerra en la infancia.
Han pasado 35 años y Kim Phuc, la famosa niña de la foto, ha vuelto a recordar ese horror durante un acto de apoyo a la campaña 'Reescribamos el futuro', de Save the Children.
En 1997 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad por la UNESCO y creó la Fundación Kim Phuc, que se dedica a ayudar a los niños víctimas de la guerra y la violencia en países como Timor, Rumanía o Afganistán, y a defender la educación como la mejor herramienta de futuro.

IV- La tragedia

Carlos Páez era un niño bien, estaba acostumbrado a la buena vida y jamás había tenido una experiencia como boy scout. Cuando el avión en el que viajaba para ir a un partido de rugby se desplomó, se dio cuenta de la potencialidad que tenía como ser humano, y a veces fue el cobarde, pero muchas otras fue el valiente, en aquella tan famosa supervivencia en los Andes.
En 1998 comienza a dar conferencias en las que comparte su historia de coraje y sobrevivencia, dejando una valiosa lección de vida. Empresas de gran prestigio internacional lo han requerido para trasmitir su particular experiencia a sus clientes, empleados y colaboradores.
En 2003 publica el libro “Después del día diez”, con un gran éxito, teniendo más de 14 ediciones a la fecha.

V- La alquimia

Es así como estos cuatro ejemplos (que sólo son una muestra de millones de situaciones), nos muestran la transmutación del plomo en oro. La verdadera alquimia, la alquimia que nos transforma.

Las situaciones límites a las que se enfrenta la condición humana, son como el plomo de los antiguos alquimistas: metal pesado  de color plateado con tono azulado, que se empaña para adquirir un color gris mate, flexible, inelástico y que se funde con facilidad.

Como explicamos al inicio, los antiguos alquimistas, buscaban transformarlo en oro: metal precioso, blando, de color amarillo brillante.

Los estados humanos que citamos como ejemplos precedentemente, podrían recordarnos al plomo, en cuanto son estados muy pesados al alma, dado que la cargan de impotencia, rabia, miedo, ira. Empañan nuestra visión del mundo tornándola gris mate, opacan nuestra existencia. Nos hacen fundirnos con suma facilidad, volviéndonos vulnerables a todo y todos. Hasta que los nuevos alquimistas, protagonistas de esos mismos estados, nos recuerdan que incluso eso podemos transformarlo en oro, perdiendo la rigidez, volviéndonos blandos pero no quebradizos, e irradiando luz brillante a nuestro alrededor. 

O acaso la luz no surge de la oscuridad? Cuanto mayor es la oscuridad, mayor será la luz resultante, más se notará el brillo, y recordaremos que somos preciosos y muy valiosos, para poder contra lo que fuera necesario, incluso contra nosotros mismos.
Y así, encontraremos la piedra filosofal, la verdad espiritual que cada uno busca en su propia misión de vida, recordándoles a los otros que también deben buscar, que son capaces de transformar plomo en oro, y acceder a la vida eterna.

Porque aunque a veces parezcamos plomo, todos somos oro, sólo hace falta recordar...

Gold
Always believe in your soul
You´ve got the power to know
You're indestructable
Always believe in, because you are
Gold

  "Gold - Spandau Ballet" 


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