"Aquellos que no aprenden
nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a
que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña
el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma"
(Carl G. Jung).
Somos eternos aprendices, eternos
alumnos. Cada situación, cada lugar, cada persona, fue elegida por nosotros
antes de venir. Cada uno cumple una función en el desarrollo de nuestra misión
y de nuestro aprendizaje, función de asistencia recíproca.
Para ayudar a que este
aprendizaje tenga lugar, como profesores celestiales, los astros también
influencian, a fin que cada materia sea rendida dentro del programa de rigor.
Entre ellos, Urano es el séptimo
planeta del Sistema Solar, el tercero en cuanto a mayor tamaño, y el cuarto más
masivo. Es muy interesante conocerlo, porque es el planeta que rige la era por
la que estamos transitando, y en la que también por supuesto elegimos estar. La
era de Acuario.
Urano, se llama así, en honor de
la divinidad griega del cielo: Urano (del griego antiguo «Οὐρανός») el padre de
Cronos (Saturno) y el abuelo de Zeus (Júpiter).
El símbolo astronómico de Urano es
un híbrido entre los símbolos del planeta Marte y el Sol, puesto que Urano era
dios y personificación misma del cielo en la mitología griega, el cual creían
dominado por los poderes combinados del Sol y de Marte. En las lenguas de
China, Vietnam, Japón y Corea la traducción literal del nombre del planeta es
«la estrella reina del cielo» (天王星).
Como decíamos, es el planeta
regente de Acuario, exaltado en Escorpio y exiliado en Leo.
El sistema de Urano tiene una
configuración única respecto a los otros planetas, puesto que su eje de
rotación está muy tumbado, casi hasta su plan de revolución alrededor del Sol.
Por lo tanto, sus polos norte y sur se encuentran en donde la mayoría de los
otros planetas tienen el ecuador. Estos rasgos extraños reflejan su significado
astrológico como aquel que rompe con las convenciones y lo establecido, tan
propio del signo de Acuario.
Urano tarda 84 años en recorrer
su órbita alrededor del Sol, e invierte alrededor de 7 años en recorrer cada
signo del zodíaco.
Entre todos los planetas es el
que más gobierna el genio, la mente. Por ello es el símbolo de la revolución
mental, e históricamente, fue asociado con los principios de la Ilustración e
ideas políticas radicales, de igualdad y libertad.
En su aspectación física, Urano
se cree que está especialmente asociado con el sistema nervioso simpático, los
trastornos mentales, la locura y la histeria, espasmos y calambres, aunque
también la circulación sanguínea, los tobillos, las pantorrillas y las
hormonas. Y especialmente con las manos, pero orientadas no a la creación
artística o hedonística, sino a la elaboración de tecnología, a la ejecución material
de planos intelectuales.
Urano es la representación del
cielo que, en esoterismo, es un estado mental y no un lugar físico. Y a ese
reino se llega mediante la intuición y el pensamiento superior.
Su función en nuestro aprendizaje
es llevarnos hacia adelante mediante la revolución, con el propósito de
transformarnos, orientándonos al cambio, tras la ruptura si es necesario, así
como la inestabilidad, para obligarnos a romper con lo establecido, a través de
la excentricidad y la inventiva.
Absorber la vibración uraniana
completamente, es una de las metas más difíciles para cualquier ser humano,
porque requiere cierto grado de evolución y porque los sucesos que le preceden,
nos preparan para obligarnos a evolucionar si no estamos listos, y ello no es
siempre bienvenido con aplausos.
En esta evolución necesaria, los
lados más positivos de los otros cinco planetas deben primero ser conquistados:
el ingenio de Mercurio; la habilidad de negocios y de organización de Venus; el
valor de Marte con su deseo de proteger al débil; la dignidad, generosidad y
amor por la belleza que inspira Júpiter, pero sin el deseo de ostentación personal;
mientras que Saturno debe contribuir con su poder, paciencia y sabiduría
mundial. Urano también proporciona el poder de síntesis, y visión comprensiva:
visión global. Es por esto que el uraniano es el perfecto organizador.
La influencia de Urano es el lado
positivo o desarrollo práctico de las vibraciones de Neptuno. El signo Leo es
el que saca la influencia completa de Urano porque es el signo de la
generosidad y simpatía, no la simpatía de Saturno (mental) o Júpiter
(emocional) sino la simpatía del corazón que previene al regente de tratar de
explotar a otros para su propio beneficio. Urano produce el verdadero regente divino.
Como cualquier situación en la
que no evolucionamos conscientemente, para atravesarla, si es necesaria para el
aprendizaje que vinimos a realizar, hay factores de destrucción o
catastróficos, que nos obligan a prestar concentración a ciertas cuestiones
descuidadas, en forma repentina, definitiva (como una necesidad muy interna),
tal cual la acción de la electricidad o una erupción volcánica. El efecto
general en una persona, precipitará repentinamente algún evento el cual intenta
despertar el lado espiritual de la naturaleza por un choque. El método uraniano
de trabajo es por directa o ataque frontal. Tiene una influencia positiva o con
atributos masculinos.
Rige intentos, originalidad,
ciencia, electricidad, magia, lo oculto, la luz, astrología, psicología, rayos
X, aviones, percepción de las leyes naturales. Es futurista, humanista,
intelectual, excéntrico, bohemio, egoísta, utópico. También rige la voluntad
creadora, el cambio súbito, la revolución y las dictaduras, el individualismo, el
ingenio, rebeliones y autonomía. Su acción es súbita, inesperada y a menudo
violenta. Urano es un destructor de tradiciones. Investigaciones recientes
asocian también a Urano con los desastres naturales, sobre todo con los
terremotos.
Urano tiene entonces una función
dinámica, es una fuerza que hace palanca en cada punto de apoyo para destruir o
crear, según exijan las circunstancias. Representa entonces el impulso hacia la
acción en los casos de emergencia.
Es la supresión de lo inútil. Se
opone a la inercia. En suma, de Urano depende ese ímpetu de la voluntad que,
impulsivamente ciego en Marte, se vuelve aquí prudentemente organizado,
dirigido a un fin preciso. La rapidez de reflejos musculares regulada por Marte
se transforma en rapidez de reflejos mentales. Ambas obedecen a estímulos
inmediatos. Cuando la necesidad de actuar es compulsiva, la acción a corto
plazo, concentrada en los objetivos más inmediatos, siempre es la más eficaz.
Urano tiende a eliminar la sucesión temporal de los hechos resolviéndolo todo
en el presente, y tiende a ignorar la concatenación de causa y efecto en su
propagación más remota resumiéndola en un resultado realizable concretamente a
breve plazo a través de los medios más propicios que se tienen a mano.
De hecho, Urano es el planeta de
la técnica en todas sus expresiones, comenzando por la más clara que
corresponde a la habilidad de aprovechar los elementos pasivos e indiferentes
de la naturaleza para transformarlos en instrumentos útiles al hombre.
La sensación a percibir es como
si algo en nuestra vida tuviera que cambiar imperiosa y compulsivamente,
haciéndonos saltar por los aires si es necesario para que así lo advirtamos.
Por supuesto que esto nos genera
gran desconcierto cuando aparece, pero a su vez, nos impulsa a una gran
creatividad, dado que los medios conocidos no nos alcanzan o no nos sirven para
resolver la situación inmediata.
Habla así también del desapego a
lo establecido, de la genialidad, del futurismo, la investigación y siempre en
forma global, por lo que nos lleva a la fraternidad. Por supuesto, que como
todo también posee su lado negativo: el nerviosismo, decisiones repentinas que
luego no podemos controlar con posterioridad, libertinaje, utopía, exageración
de lo científico, y desde ya la irresponsabilidad. Incluso, conllevando a la
rebeldía por la rebeldía en sí misma, condimentado con un poco de necesidad de
llamar la atención.
Así, en un sentido desarmónico,
tiende a que el ser humano sea un intelectualoide, que sabe mucho y no practica
casi nada, lo cual motiva que su pensamiento sea utópico, teórico y, a veces,
enrevesado. También describe una tendencia a los acontecimientos bruscos e
inesperados en la vida, el desapego convertido en frialdad, excesiva anarquía e
indisciplina.
Varios planetas influyen en el
tránsito de nuestra vida. Si los conocemos, así como si nos conocemos a
nosotros mismos, podremos ser más conscientes de su influencia, y potenciarla a nuestro favor. Por supuesto,
no en un sentido determinista, sino para contar con todas las herramientas
necesarias para que nuestra elección sea la más acertada.
La más acertada para nosotros, y
la más acertada para la humanidad.
Tal como “El principito”, seamos viajeros del espacio, miremos atentamente el
paisaje de nuestra existencia, no nos apresuremos, esperemos un momento y
elijamos lo mejor, para nosotros y para el bien de todos.
Que en la Era de Acuario, Urano
ejerza toda su influencia, a través de todos y desde cada uno.
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