viernes, 11 de enero de 2013

El séptimo planeta


"Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma" (Carl G. Jung).

Somos eternos aprendices, eternos alumnos. Cada situación, cada lugar, cada persona, fue elegida por nosotros antes de venir. Cada uno cumple una función en el desarrollo de nuestra misión y de nuestro aprendizaje, función de asistencia recíproca.
Para ayudar a que este aprendizaje tenga lugar, como profesores celestiales, los astros también influencian, a fin que cada materia sea rendida dentro del programa de rigor.
Entre ellos, Urano es el séptimo planeta del Sistema Solar, el tercero en cuanto a mayor tamaño, y el cuarto más masivo. Es muy interesante conocerlo, porque es el planeta que rige la era por la que estamos transitando, y en la que también por supuesto elegimos estar. La era de Acuario.
Urano, se llama así, en honor de la divinidad griega del cielo: Urano (del griego antiguo «Οὐρανός») el padre de Cronos (Saturno) y el abuelo de Zeus (Júpiter).
El símbolo astronómico de Urano es un híbrido entre los símbolos del planeta Marte y el Sol, puesto que Urano era dios y personificación misma del cielo en la mitología griega, el cual creían dominado por los poderes combinados del Sol y de Marte. En las lenguas de China, Vietnam, Japón y Corea la traducción literal del nombre del planeta es «la estrella reina del cielo» (天王星).
Como decíamos, es el planeta regente de Acuario, exaltado en Escorpio y exiliado en Leo.
El sistema de Urano tiene una configuración única respecto a los otros planetas, puesto que su eje de rotación está muy tumbado, casi hasta su plan de revolución alrededor del Sol. Por lo tanto, sus polos norte y sur se encuentran en donde la mayoría de los otros planetas tienen el ecuador. Estos rasgos extraños reflejan su significado astrológico como aquel que rompe con las convenciones y lo establecido, tan propio del signo de Acuario.
Urano tarda 84 años en recorrer su órbita alrededor del Sol, e invierte alrededor de 7 años en recorrer cada signo del zodíaco.
Entre todos los planetas es el que más gobierna el genio, la mente. Por ello es el símbolo de la revolución mental, e históricamente, fue asociado con los principios de la Ilustración e ideas políticas radicales, de igualdad y libertad.
En su aspectación física, Urano se cree que está especialmente asociado con el sistema nervioso simpático, los trastornos mentales, la locura y la histeria, espasmos y calambres, aunque también la circulación sanguínea, los tobillos, las pantorrillas y las hormonas. Y especialmente con las manos, pero orientadas no a la creación artística o hedonística, sino a la elaboración de tecnología, a la ejecución material de planos intelectuales.
Urano es la representación del cielo que, en esoterismo, es un estado mental y no un lugar físico. Y a ese reino se llega mediante la intuición y el pensamiento superior.
Su función en nuestro aprendizaje es llevarnos hacia adelante mediante la revolución, con el propósito de transformarnos, orientándonos al cambio, tras la ruptura si es necesario, así como la inestabilidad, para obligarnos a romper con lo establecido, a través de la excentricidad y la inventiva.
Absorber la vibración uraniana completamente, es una de las metas más difíciles para cualquier ser humano, porque requiere cierto grado de evolución y porque los sucesos que le preceden, nos preparan para obligarnos a evolucionar si no estamos listos, y ello no es siempre bienvenido con aplausos.
En esta evolución necesaria, los lados más positivos de los otros cinco planetas deben primero ser conquistados: el ingenio de Mercurio; la habilidad de negocios y de organización de Venus; el valor de Marte con su deseo de proteger al débil; la dignidad, generosidad y amor por la belleza que inspira Júpiter, pero sin el deseo de ostentación personal; mientras que Saturno debe contribuir con su poder, paciencia y sabiduría mundial. Urano también proporciona el poder de síntesis, y visión comprensiva: visión global. Es por esto que el uraniano es el perfecto organizador.
La influencia de Urano es el lado positivo o desarrollo práctico de las vibraciones de Neptuno. El signo Leo es el que saca la influencia completa de Urano porque es el signo de la generosidad y simpatía, no la simpatía de Saturno (mental) o Júpiter (emocional) sino la simpatía del corazón que previene al regente de tratar de explotar a otros para su propio beneficio. Urano produce el verdadero regente divino.
Como cualquier situación en la que no evolucionamos conscientemente, para atravesarla, si es necesaria para el aprendizaje que vinimos a realizar, hay factores de destrucción o catastróficos, que nos obligan a prestar concentración a ciertas cuestiones descuidadas, en forma repentina, definitiva (como una necesidad muy interna), tal cual la acción de la electricidad o una erupción volcánica. El efecto general en una persona, precipitará repentinamente algún evento el cual intenta despertar el lado espiritual de la naturaleza por un choque. El método uraniano de trabajo es por directa o ataque frontal. Tiene una influencia positiva o con atributos masculinos.
Rige intentos, originalidad, ciencia, electricidad, magia, lo oculto, la luz, astrología, psicología, rayos X, aviones, percepción de las leyes naturales. Es futurista, humanista, intelectual, excéntrico, bohemio, egoísta, utópico. También rige la voluntad creadora, el cambio súbito, la revolución y las dictaduras, el individualismo, el ingenio, rebeliones y autonomía. Su acción es súbita, inesperada y a menudo violenta. Urano es un destructor de tradiciones. Investigaciones recientes asocian también a Urano con los desastres naturales, sobre todo con los terremotos.
Urano tiene entonces una función dinámica, es una fuerza que hace palanca en cada punto de apoyo para destruir o crear, según exijan las circunstancias. Representa entonces el impulso hacia la acción en los casos de emergencia.
Es la supresión de lo inútil. Se opone a la inercia. En suma, de Urano depende ese ímpetu de la voluntad que, impulsivamente ciego en Marte, se vuelve aquí prudentemente organizado, dirigido a un fin preciso. La rapidez de reflejos musculares regulada por Marte se transforma en rapidez de reflejos mentales. Ambas obedecen a estímulos inmediatos. Cuando la necesidad de actuar es compulsiva, la acción a corto plazo, concentrada en los objetivos más inmediatos, siempre es la más eficaz. Urano tiende a eliminar la sucesión temporal de los hechos resolviéndolo todo en el presente, y tiende a ignorar la concatenación de causa y efecto en su propagación más remota resumiéndola en un resultado realizable concretamente a breve plazo a través de los medios más propicios que se tienen a mano.
De hecho, Urano es el planeta de la técnica en todas sus expresiones, comenzando por la más clara que corresponde a la habilidad de aprovechar los elementos pasivos e indiferentes de la naturaleza para transformarlos en instrumentos útiles al hombre.
La sensación a percibir es como si algo en nuestra vida tuviera que cambiar imperiosa y compulsivamente, haciéndonos saltar por los aires si es necesario para que así lo advirtamos.
Por supuesto que esto nos genera gran desconcierto cuando aparece, pero a su vez, nos impulsa a una gran creatividad, dado que los medios conocidos no nos alcanzan o no nos sirven para resolver la situación inmediata.
Habla así también del desapego a lo establecido, de la genialidad, del futurismo, la investigación y siempre en forma global, por lo que nos lleva a la fraternidad. Por supuesto, que como todo también posee su lado negativo: el nerviosismo, decisiones repentinas que luego no podemos controlar con posterioridad, libertinaje, utopía, exageración de lo científico, y desde ya la irresponsabilidad. Incluso, conllevando a la rebeldía por la rebeldía en sí misma, condimentado con un poco de necesidad de llamar la atención.
Así, en un sentido desarmónico, tiende a que el ser humano sea un intelectualoide, que sabe mucho y no practica casi nada, lo cual motiva que su pensamiento sea utópico, teórico y, a veces, enrevesado. También describe una tendencia a los acontecimientos bruscos e inesperados en la vida, el desapego convertido en frialdad, excesiva anarquía e indisciplina.
Varios planetas influyen en el tránsito de nuestra vida. Si los conocemos, así como si nos conocemos a nosotros mismos, podremos ser más conscientes de su influencia,  y potenciarla a nuestro favor. Por supuesto, no en un sentido determinista, sino para contar con todas las herramientas necesarias para que nuestra elección sea la más acertada.
La más acertada para nosotros, y la más acertada para la humanidad.
Tal como “El principito”, seamos  viajeros del espacio, miremos atentamente el paisaje de nuestra existencia, no nos apresuremos, esperemos un momento y elijamos lo mejor, para nosotros y para el bien de todos.
Que en la Era de Acuario, Urano ejerza toda su influencia, a través de todos y desde cada uno.

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